No hay nada más cierto
que lo que toco y veo.
Navegan por el cielo
los colores que en mis ojos
son puntas de iceberg en el mar
convertidos en bloques de hielo.
De todo disfruto,
la inmensidad de esos páramos
sin más árboles
que los que construyen los deseos,
por allí arriba
vagan ellos
los amantes de todos los tiempos,
en sus desvelos
por seguirlo siendo
flor y tallo
en todo desde la raíz unidos.
Soy parte de los astros
con ellos viajo,
en ellos me irradio de luz,
me veo cual lucero,
en una escena de amor
siendo parte inseparable
de ese recuerdo.
El amor y el gozo
y sus secretos,
un imposible cierto
que se condensa
en burbujas de acero
resistente a todo
lo que vaya contra ellos.
Creo que algún día
seré de todo.
Solo sé que yo era ciego
y ahora veo.
Creo que por ahí
ya va una estela
que lleva dentro
pasiones y amores,
dos nombres y un lazo
que el viento arrancó
de mi cuello.
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