Si el vacío es esto
no lo siento ni entiendo,
mi vacío está lleno de sabores
a leña húmeda,
a fuelle que sopla amores.
Es algo casi espiritual,
es el agujero de mi correa
que a veces se deja coger y otras no
dependiendo de la cintura
con la cual me manejo
para estos casos
en que en mitad del vacio
construyo poemas
que dicen algo.
Ahora mismo exploto de alegría,
`por saberme
en muchos metros a la redonda
el único
que ejerce de poeta,
a sabiendas de que su poesía se está
escribiendo,
los otros los del no vacío
hablan de lo suyo
se dicen y desdicen,
asumen lo que no hacen por hecho
y así continúan existiendo.
Vacíos como este solo se dan
en las simas más profundas
allí donde converge el silencio
donde se cree que no hay nada
y se producen hechos
que son tan o más grandes
que aquellos que afloran
en la superficie de este mundo
acostumbrado a señalar con el dedo.
Se me va el vacío
y yo me voy en busca de un silencio,
espero que el próximo poema
sin ser más profundo
al menos lleve por dentro
cataratas de palabras
y espuma de buenos versos
con lo cual todo caer al vacío
allí donde los remolinos
mueven nuevos deseos.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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