Entre idílicos abrazos
en el viejo establo de la poesía
uno ingeniá algo.
No tiene miedo al lobo
de la alta montaña,
ni a los indios
ni a los días sin trazos.
No tiene miedo
a los poemas raros,
a él también le desagrada
la poesía que no dice nada,
esa que no tienta
ni el miedo
de los pobres
ni el odio
de los que nada van amando
ni el desprecio
de los que atentan
contra el valor
de las cualidades básicas
sobre las que se sustenta
el ser humano.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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