Me quedé seco,
una fuente sin agua
y un río sin vida;
un poema que se cae
y una palabra
que se prepara
para arder en una pira.
Me sentí bendecido,
pues dentro de una ballena
con ella compartía
su bilis y sus raciones de pescadilla.
Me sentí milagro
y agua que en vino se compartía;
me sentí cruz,
los clavos me duelen todavía;
me sentí Hijo y Padre
y por encima de mi volaba
una paloma blanca y pura,
un Espíritu Santo, era, así decían.
Me sentí de todo un poco
y es que nuestras vidas caminan
entre la religión y la parapsicología,
la vieja filosofía,
La teosofía y masonería,
a ver quien puede más,
y asi por mucho que se diga
es imposible que los sueños
se puedan convertir en grata poesía.
Me sentí relajado,
ya amanecía
para cuando yo me dormía.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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