Esta mañana me entretenía
quitándole a una pared
capas y más capas de pintura
hasta llegar al ladrillo
puro y duro
y en este trance
me he dado cuenta
de lo que es el paso de la vida.
Por allí cemento,
por allí yeso,
por allí cal,
por allí arena viva,
por allí colores diferentes,
por allí fragmentadas texturas,
por allí las manos de una madre
diluyendo en un bote
pigmentaciones con gotas
de sabiduría.
Por allí un corazón pintado
en una niñez
en que todo se permitía.
Y en cada rascada que pegaba
se me iba un trozo de mi vida,
ya la pared lisa
sin trazas de nada que no sea
unos ladrillos desnudos
violentados en su cara dura,
me he dado cuenta
que he dejado sin nada
el alma de muchas vidas.
Reponer el daño causado
es imposible.
No hay vuelta de hoja
en esta travesura,
todo ha quedado al descubierto
y es que sin saberlo
he hecho un poco de matarife
en una carnicería,
de esos que cuerpo que le llega
lo descuartiza.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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