Estoy pintado un poema
y lo estoy haciendo
con los colores del cielo,
todos ellos convertidos
en besos y caricias
en amores y en quereres
de esos que valen
por un patrimonio lleno
de monedas de oro
y de rubís engarzados
en fino hilado de seda
del Peloponeso.
Estoy invirtiendo en esto
la mañana de este miércoles
en que parece que el mar
se ha convertido
en una balsa llena de gentes
que nada tienen
y absurdamente mueren
sin que nadie se inmuté
ni nadie un ruego
al cielo lance.
Por aquí me llegan olores
de los patios cordobeses,
son las cremas solares
con olores
a lavanda, rosas y claveles.
Bajo la sombrilla
se filtran los rayos de sol
ya menos agresivos
sirven para calentar
el ambiente.
Un poco por aquí
y otro por allá,
un sorbo de cerveza
y con esto cierro ,
porque ya está todo hecho.
Mañana volveremos
con lo que sea
aunque reviente.
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