La noche trae desencantos,
es verdad que hay tigres de papel
que escapan de sus jaulas
para oler al ser humano
antes de ser convertidos
en comida preparada para pirañas
y es verdad que no pasa nada,
cuando a altas horas de la madrugada
ves a quien dice ser comodoro
de una fragata,
con una botella de ron en una mano
y en la otra una espada desenvainada.
No me rindo en esta batalla
me se del plató su tajada,
de la noche el sereno
que con sus recias manos la abarca
y en eso de dar la espantada
siempre soy el primero
que se va a la cama.
Un vaso de vino vacío,
un calor que mata,
un saltamontes que salta
y un río de ocurrencias
me obligan a parar hasta mañana.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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