Una historia está
de unos amores desbaratados.
En el policlínico
En el policlínico
a ella la habían ingresado
por culpa de un accidente de tráfico,
estaba haciendo auto stop
y alguien pasó muy rápido
y casi se lleva la mano.
por culpa de un accidente de tráfico,
estaba haciendo auto stop
y alguien pasó muy rápido
y casi se lleva la mano.
El amor surge hasta en los lugares
más inesperados
y en aquel lugar
con camas por todos los lados
vino a ocurrir
que cada noche que fue pasando
las camas se fueron ocupando
con enfermeros y celadores,
personal no especializado
y médicos y cirujanos
y médicos y cirujanos
en microcirugía especializados.
Todos hicieron lo posible
para que la estancia
de aquella paciente
con tan buen trato
fuera de su máximo agrado.
Todos apretaron,
todos soplaron,
todos rieron
y todos cantaron
y todos los celebraron
por todo lo alto.
Es verdad que a nuestra amiga
la mano le han dejado
como un guante
que si te acaricia
se te levanta por inercia
hasta lo que no está contado.
Por allí ella, nuestra amiga,
la de la mano,
un buen recuerdo ha dejado.
En su despedida
fueron por delante de ella pasando
todos aquellos
que habían intervenido
en eso que se llama curación milagro.
Por allí los celadores
con un ramo de rosas blanco;
por allí los enfermeros
con un cartel que decía:
quedamos de ti encantados,
quedamos de ti encantados,
por tu consideración y buen trato;
por allí los médicos y cirujanos,
por especialidad y grado;
por allí trabajadores
no especializados.
algunos pasaron llorando
y ella mientras tanto
y ella mientras tanto
sonriendo y saludando
con cara
con cara
de quien nunca ha roto un plato,
dejando el hospital entre espasmos
dejando el hospital entre espasmos
para volver a sus trajines de diario.
José Vicente Navarro
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