Todo son colas largas
e inservibles,
colas rectas y quebradas,
obtusas y casi cilíndricas,
por estos espacios
llenos de turistas.
Se convierten las colas
por esos sitios
en lugares propicios
para hacer amigos,
hablar de política,
gastar alguna broma,
en poco que se diga
en dar un aire que no tenía
al día.
Hoy en una cola bien larga
de una casa de comidas,
mientras esperaba a que me sirvieran
un pollo con sus correspondientes
patatas fritas
he escrito una poesía de amor,
que así decía,
¡Oh mi amor,
que agonía la de esta vida,
tu en casa
y yo aquí en la cola
con la que está cayendo
desde arriba,
a la espera de que me sirvan
nuestra apetitosa comida.
Sepas mi amor
que la vida es esto
y otras pequeñas cositas,
el quererse,
el fundirse en abrazos de por vida,
el ser románticos,
el compartir las penas y las alegrías,
el ejercitar de enamorados
aunque el sol hiera,
aunque en esta cola maldita
se me estén colado
mientras yo escribo,
mientras alguien llora,
inmerso en una congoja infinita,
Ya me toca,
estoy delante del pollo,
veo las patatas bien calentitas.
tengo prisa
por despegar
con o sin pista
antes de que se enfríe
aquello que me lleva,
de verso en verso en esta poesía.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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