He salido fuera de los espacios
en los que habitualmente habito
y es que hoy me he estado paseando
por una luna desierta
en la que solo una bandera
se muestra firme,
resistiendo al tiempo
desde aquella su lejana conquista.
Tantas estrellas convierten a la luna
en un articulo prohibido
para quienes
a millones de kilómetros la miran.
Había por allí
un cuarto creciente
que era como un pequeño cucurucho
con sus puñados de almendras dentro,
trigo, garbanzos y maíz frito
y entre llenas ausencias
he vagado por espacios infinitos.
Me metí en mi periplo matutino
en la cueva del lobo feroz
y en una extraña casa donde vivía
sus últimos días un Fauno muy divertido.
Osadía la mía
en escribir un poema para ser leído
mientras sueños eternos duerme Borges,
mientras Neruda fuma en su pipa
y se consuela con ser la estrella
de quienes se acercan a sus cenáculos
y Federico García Lorca
escribe poemas que regala a sus amigos.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
Desde la luna se ven las cosas diferentes lo aseguro. Es como si uno estuviera flotando en el aire y al respirar notara que el oxigeno de la botella es más puro. Tantas cosas he visto en este viaje nocturno que para cuando ya estaba despierto lo primero que he hecho ha sido mirar el reloj y comprobar si era verdad lo mío o todo era fruto de un sueño muy caritativo, Pero era real, no me he inventado nada que no haya sido inventado, todas las palabras, hasta que ahora digo mendrugo, forman parte de un plagio muy sensitivo. Plagian los argonautas cuando despegan con sus ideas y se van a otros mundos. Todos han plagiado a Julio Verne y todos se saben cogidos, pues no hay nadie en este mundo que no se haya rascado las orejas o la nariz o el ombligo y si todo continua por el mismo camino quizás en el futuro un montón de poetas en edad de cantar loas a los viejos espíritus puedan desde el cono de un volcán durmiente hacer suyos los mejores de los versos para este portal al que quiero mucho
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