miércoles, 21 de agosto de 2024

POESÍA: DIARIO DE VERANO LIII (EL MAR EN ESTE DÍA) *

Si el mar fuera un deseo
algo desconocido
¿con que soñaríamos?
me corroe la pregunta,
no tengo respuesta,
todo son dudas.

Una oda al mar y en ella
un periplo,
un viaje sin retorno
o un crucero entretenido,
la mar en nosotros
llenándonos de vida
y nosotros en ella
como sus amantes
que la quieren que venga siempre
a nuestros pies rendida.

Ya la mar me lleva
en búsqueda de aventuras,
un poco de todo
es ella la que me incita
a elevar versos
que si no fuera
porque muchas son sus dichas,
quizás haría otra cosa distinta,
pero tu eres mar de amores,
de esos que duran toda la vida,
pues un ente celestial
 da cobijo y alumbra
a los besos y a las sonrisas,
ya la noche llegando,
ya el alba surgiendo detrás de una repisa.

Ya quienes se quieren
miran ese cielo negro
en el cual se buscan
las estrellas y los planetas, los cometas
y las angustias
de quienes presos de amor
saben que en esa noche acaba
su última aventura.

Si el mar da vida
a mi él me da la suya,
pues soy como sus olas
ya templado, ya tibio, ya dulzura,
ya duende que trepa por una cornisa
hasta allí donde
se juega una partida
quienes entre si se saben
parte de un tablero
en que las damas si son queridas
se comen a poco que se mueva una ficha.

El mar y la mar, que fortuna
ser todo y en ello
siempre bien querida,
pues eres dulce y altiva, juguetona
y si en ti las tormentas se dan 
te reciclas en ventoleras de locura
y eso que nunca has tenido en ello la culpa.

Tu mar y yo barca,
tu pasión desmedida,
en la arena se adivinan
los amoríos que sobre el suelo
quedan escritos
para cuando la aurora sale
y tu la mar, mi amiga, te retiras
y me dejas solo
antes de que el sol salga y diga
aquello que  se escucha
en la boca de quienes por ella predican
acaloradas disputas
que en rayos terminan.

El cielo que se suma a esta dicha me toca,
me ofrece su sonrisa,
se eleva sobre las olas,
me  regala su color de noche
y su color de día.

Despojos del mar
sobre la arena se ven tendidos
aquellos amores incomprendidos,
que surgen de repente
y se marchan más deprisa,
en el mar ellos son
algo parecido a un huracán  repentino
en que llega el fin del mundo
y después la tranquilidad más absoluta,
para cuando calla el mar
y la luna llena mira
entre romances que se esconden
en el interior de las caracolas vacías,
allí donde de existir vida
es una gota de agua
que busca su refugio
por miedo a convertirse 
en cristal de sal
con que aderezar una sabrosa comida.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

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