Saciado estoy
y es que me he comido
un rayo de luz
y bebido
una ola tremenda del mar.
Ando descuidado,
hoy me he perdido
en ese contemplar de la mañana
y es que me he ido
hasta allí donde un castillo
ya no significa nada más
que restos expuestos
a la maldad
de quienes sobre sus sillares
viene a pintar
expresiones grotescas
que mejor olvidar.
Su todo vacío,
su alrededor convertido
en un espacio cultural,
ya no corren por allí los soldados
en busca de enemigos
con los que luchar;
ya todo por allí
son lugares de soledad.
Mi rayo de luz me anima,
me da fuerzas
y me incita a continuar,
ya la ola del mar es testigo
del mucho pesar
de a quien les gusta la historia
y de todo lo antiguo
para con sus ojos poder retratar.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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