Oigo la radio que trae noticias
que son las de siempre,
pasa un camión el de siempre,
su conductor
sale con una vecina
y cuando se marcha
mete la primera
como si estuviera su alma
muy caliente.
Pasan los niños caminos del colegio,
son los de siempre,
los gatos que tienen su guardería
bajo el algarrobo de mi calle
son los de siempre,
ayer parió una gata cinco gatitos,
de diferentes colores,
como siempre,
se ve que está abonada a ese número
desde siempre.
Desde siempre
me dice el médico
que no fume y yo no fumo
desde siempre
y para cuando voy a la panadería
compro el pan de siempre
y es que desde siempre
me levanto a la misma hora
e intento hacer lo de siempre.
Desde siempre
me aseo
y tomo el desayuno,
miro las noticias,
machaqueo mi conciencia
de sabueso que se sabe
desde siempre
más animal de compañía
que de presa,
si yo hubiera sido pastor
de un rebaño de ovejas y de cabras
seguro que el lobo hubiera hecho estragos
y es que me gustan los animales
en su plenitud salvajes,
desde siempre.
Desde siempre
mi padre me decía
hay que ser un poco zorro
y yo me quedé entre pastor alemán
y galgo de esos
que acompañaban a Don Quijote.
Desde siempre
me despido con educación,
espero a que las constantes vitales
marquen ese punto en que todo indica
que la salud es la deseable
y con mil sabores a recias comidas
de todo lo que me cae delante
me doy una vuelta
por los lugares de siempre.
Ahora si,
por no hace más largo el poema
y que se me diga pesado,
en adelante,
se despide el de siempre,
al que tienen delante,
un poco difuso,
aparentemente amable, deseable
como un bocado de haces de luces
y si se le rasca en el cogote,
todo lucidez
y en teoría poeta del mundo
sin pistilos, filamentos
ni más raíces,
que los pies y el calzado
que de apoyo me sirven.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario