El aburrimiento puede ser esto
que tú y yo hacemos ahora.
Puede ser el escribir
o el estar leyendo poesía.
Puede ser ver la televisión,
o no hacer nada,
nada en absoluto,
solo ver pasar las moscas
y cazar al vuelo alguna.
Uno se puede aburrir corriendo
tras de una sonrisa,
y yendo deprisa
a comprar en el mercado
fruta,
y al contrario también,
no haciendo nada
y esperando en la cama
que cambie la hora
para continuar con la misma cara,
ya está de tristeza o con signos
de alegría.
Sobre el aburrimiento
no hay doctrina alguna conocida,
a excepción de la que escriben
los propios solitarios,
esos que salen a la palestra
todos los días,
para vendernos sus historias
tal y cual si el mundo fuera
una selva inhóspita,
y los aburridos
las ultimas aves,
esas que tienen adheridas
sus plumas
más bellas
allí donde las alas se extienden
para tomar altura.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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