Mis poemas se leen y al día siguiente cambian y es que los poetas tenemos eso que se llama alma.
Alma de poeta
¡y que alma!
que suenan las campanas
y los poetas salen
de sus lugares,
donde sus almas cantan,
para ver la luz del día
y llenarse de la claror del alba.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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