Este poema dedico
a los que me leen de continuo,
a quienes no pían,
ni molestan,
ni se les ocurre
lanzar una sonrisa.
Lo dedico
a los amigos
y migas,
a los menesterosos,
trabajadores
que con sus ojos abren
nuevos canales
de vida,
allí donde solo
hay
un solitario castillo
sin Drácula alguno
y es que
llueven proyectiles,
suena la artillería,
he leído
y así se estima,
que los ingleses dejaron
en Palestina
una mierda grande
que ahora los israelitas
y palestinos
y otras tribus añadidas,
se las comen y cocinan.
Tantas veces
aquellas tierras
partidas,
tantas veces
divididas las familias,
tantas veces
de todo
unos pueblos sometidos
a la tiranía,
del colonialismo imperialista
que solo amputa,
miembros
y más miembros
de todo aquello que pilla,
para conseguir sus fines
si es que estos existían.
Y quedan
guerras
para años,
muertes y rencillas,
odios
y ligeras sepulturas.
Si crecen por casualidad las margaritas
tendrán pétalos
bañados de rojo
y semillas
tan poco fructíferas,
que las arenas del desierto
volverán a crecer
entre iras,
por allí donde
se sentían las carcajadas
y las sonrisas,
de los niños y de las niñas
que a través de sus ojos
solo veían,
nacer los días,
sin pensar jamás
que muchos de ellos
nunca más de ellos sabrían.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.