Corre el agua y el barro,
corre y no cesa,
estampa con crudeza
su sello
en forma de tragedia.
un aullido de dolor,
miles de penas,
una carcasa de ocurrencias,
oor donde pasa
con su arrogancia eterna
el agua nos deja,
la desazón incompatible
con la vida,
y es que no hay tragedia
sin su parte de mizeria
y de dolor
en todas las esferas.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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