Fue un total cataclismo
y el orbe conocido se llenó
de una total desolación.
Catástrofe esta
a la que se denominó,
con un nombre
que resuena a aniquilación
y que como DANA se bautizó.
Todo se asoló,
se exterminó,
una ruina se adueño del corazón
de quienes viven su vida al son
de las libertades que eligen
a quienes gobiernan sin saber que son
los protectores de aquello
que crece bajo los brazos de una nación.
Estragos un millón,
cada cual vive en el estado emocional
que la psiquis le permite
navegar por allí donde reina
una gran devastación.
Riada y dejación
¡que se yo!
¡Muerte a centenares se llevó
la fuerza de la sinrazón!
Plaga de corsarios
navegan en mitad de este estrago
que una rambla el Poyo llevó,
hasta allí donde un barranco
se convierte sin saber
su maldito don,
en la fuente del terror
de la que brota
una total aniquilación.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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