Te traen consuelo,
te traen eso que se llama
buena suerte,
te traen los silencios,
lo que tu piensas y quieres.
Yo quisiera que la DANA
solo hubiera sido
una especie de juguete
y que quienes jugaran con ella
pudieran desviar su cauce
lejos de donde hay vida y gente.
Los silencios son ocurrentes,
una especie de ventanas
que dejan entrar luces y voces
y en mitad de este paraje,
que uno a su gusto alza,
en la mañana de un sábado
de un otoño en el que están de luto las flores,
surge
por aquí y allá
esa especie de homenaje,
a quienes todavía la DANA sufren
y a quienes la DANA será siempre
su desayuno frío y crujiente,
sin más aderezos
que recuerdos tristes y permanentes.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.