En la memoria queda
una hora maldita
en que se ve llegar
con mucha fuerza
agua y barro
que no cesa,
cañas y contenedores
y todo lo que flotando se acerca,
por allí contenedores y botellas,
maderas que hacen de barcos
que sin velas
corren veloces
hasta llegar más allá
de una real acequia,
esta avenida se ha convertido
en un cauce que arrastra
miles de preguntas
que en al aire quedan,
¿han soltado las aguas de un pantano?
¿Ha volado por los aires una presa?
¿Queda algo de Forata?
Una alarma suena
para cuando se apaga la luz
y chapoteando en el agua
con la luz de una vela
contemplo mi casa convertida
en una especie de bodega
donde se pisa el mosto
de miles de ocurrencias.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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