No puede ser que no lo diga,
se lo debo a ellas y ellos,
a todos esos amigas y amigos
que han resultado dañados por una DANA
que no lleva a ningún sitio.
Los derroteros del barro son infinitos,
sus caminos son pesados,
las sendas y los ríos
son algo parecidos
a cauces por los que circulan los disgustos.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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