Un día más se espera la lluvia
con esa paciencia propia
del santo que sale del vientre de una ballena,
si llueve que el agua atienda
a las sensatas plegarias
de los fieles que van a la iglesia,
para pedir que aquello que del cielo venga
sea bueno para quienes solo ruegan,
un poco de todo,
el agua necesaria para que la sequia
no se convierta en una especie de epidemia.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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