El horror tiene nombre y apellidos
una DANA vestida
de barro y agua
de esas que llega por sorpresa
e ímpetu,
de esas que se lleva por delante
todo lo que pilla
y lo reconvierte
en parte de su núcleo.
Todo se destruye,
se lleva lo que pilla,
embiste como si fuera un toro
que se siente abstraído
por salir airoso de su combate
con quien piensa que es su enemigo.
Llegada desde lejos
es su caldo de cultivo
la destrucción
de aquello que bajo sus pies de barro
es pisado y retorcido.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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