Aquí se aprende a estar
a no hacer nada,
se aprende a sacar lustre a las estrellas,
a limpiar la cuadra,
a dar brillo a las figuras de un belén
que pasa de temporada en temporada,
aquí se espera a los Reyes Magos,
se les espera con ganas,
con sonrisas eternas,
con esa extraña permanencia en el alma
de las Navidades de siempre empañadas
de trocitos de copos de nieve,
de escarcha y estalagmitas clavadas
en ese apartado lugar del alma,
que es lugar mágico
al cual llevamos de vez en cuando la mirada.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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