Triste el alma de los poetas
que se la juegan y pasan,
salieron ellos corriendo
se marcharon una mañana,
ya silbaban las balas,
ya se oía el cerrar
del pliegue de las persianas,
ya corrían las ideas depravadas
de quienes avanzaban,
siluetas en la noche,
trajín de arañas,
subiendo y bajando
por las sierras avanzan,
se oye un toque
la trompeta amañada
con una tonalidad
que exalta
el ánimo de unas masas,
corriente de ideas envenenadas,
la vieja Europa abandonada
al sentir deshumanizado
de unas vanguardias
a su aire abandonadas.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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