Un rompiente
que no cesa,
es como un rayo.
como una pena,
como una bayoneta
que entra,
es cal y arena,
mataron a Lorca,
Miguel Hernández
murió de tristeza,
sus Nanas de la cebolla,
se oían
en horas siniestras
y lloraba la noche
sabedora de lo que ocurría
en esta,
una ya devastada tierra.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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