Calle que ya no asusta,
ya sin pisadas.
La luz es el motivo
que la hace grande
y sin vecinos
por ella transitando
tiene rota su alma.
Vagan por esas calles
de los pueblos
abandonados por quienes
en ellos habitaban,
los silencios de siempre,
las tristes miradas,
los desaires de los días
y las escarchas
que se dejan ver
en las noches de los inviernos
en que las paredes ya blancas
esperan ser por el frío pintadas.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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