Ni queriendo se hicieron las noches
para contar cuentos,
fue así como uno va aprendiendo
a salir al encuentro
de los monstruos nocturnos
que nos atemorizaron desde pequeños.
Ni Caperucita ni el lobo,
ni Pulgarcito,
ni los tres cerditos,
ni el hombre del saco,
ninguno de ellos
volvió de su mundo
para causarme miedo.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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