Rechina un canto
que en un río seco
se lamenta del infortunio
de ser solo eso
que se llama
para cuando respira el viento,
trocito de naturaleza
que se quedo sin saberlo
a la espera de que llegara la corriente
para que se lo llevara lejos.
Trota
que trota
sin saberlo,
el dedo que pregona
verdades
que dan miedo.
Un canto que se sabe
poético
y la negación de la luz
que la noche
nos trae en directo.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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