En tan poco uno juega
a fabricar un castillo
con sus ideas,
ya la torre es una "A" grande
que termina en punta
y se llena de arrogancia
como si supiera
que en ella habita
una dama muy bella.
Y son las murallas
un conjunto de rectas
con sus glosas geométricas
que adquieren formas caprichosas
conforme uno se sube a ellas.
Grandes puerta elevadizas
nacen en ese instante en que uno
llevar se deja,
el solo sin que otra cosa le venga
que el sentir del batir de las ideas
convertidas en una especie de orquesta
con su conjunto de instrumentos
en serenata perfecta.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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