Me escapé hasta las cumbres nevadas,
me dejé guiar por un algo interior
que me llevaba,
podía más el deseo y las ganas
que las fuerzas ya mermadas,
recuerdo que subí,
recuerdo que el sendero se alargaba,
recuerdo tantas cosas
que ahora que no las toco
se que me faltan.
El frío que entraba,
el cansancio que apretaba,
el olor a naturaleza mojada,
la faz de la tierra blanca,
el azul del cielo,
la extensión desmesurada
de todo aquello que mi vista alcanzaba
y pasé página
por el solo hecho de salir de aquella celada
que viste a sus anchas
de aquello que nunca pasa.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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