Tanta tranquilidad asusta,
todo el mundo está pendiente
del respirar de la bestia,
la cal blanca tras la que habita
el señor de las estrellas
es algo parecido
al sol de España
en esos pueblos de la costa del Mediterráneo
en las que el azul cobalto
y el blanco del medio día
surgen
por imperativo legal,
algo parecido
al trasmitir de ideas,
esas que golpean los relojes
de la inteligencia
y se utilizan para aculturizar
las cuerdas vocales
y los músculos de las orejas,
la misma saliva y la calvicie de las palabras
sin reglas claras de ortografía.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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