Venía y al fin y a la cabo
se le suponía
ese valor que solo asumen
quienes están acostumbrados
a hacer quiebros a la vida.
Un toro suelto
y una gran angustia
el salir de la lid
sin más heridas
que aquellas que en el alma se resisten
a ser algo más que unas penas compartidas.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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