El día veintiocho no escribí
ningún poema
este podía haber sido uno
de esos tantos
que nunca encontrarán más destino
que las zapatillas del campesino,
la cruz del ahorcado
y la cantina de los poblados marítimos,
la luna me embruja,
el sol es un castigo,
del mar se que naufraga el mismo,
sin necesidad de barcos
ni soplos de Eolo, ni más artilugios.
Autor: José Vicente Navarro rubio
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