Pisaba leve
no quería hacer daño,
sabía a lo que venía
a ser uno más
entre los que lloran a cánataros,
por ser día de pocas palabras
y de muchos abrazos,
pasó el frío cerca
me calenté observando
el gentío que acudía
con la lección aprendida
a base de sacar agua y barro
de las cases y calles
de allí donde la escupía un barranco.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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