Quieto y tan quieto
y tan solo
y tan lelo
que cuando leo un poema
ni me entiendo,
en mi manda un ser superior
al cual concedo
ciertas licencias
por aquello
de que soy de ellos
la cara y el reverso
de una moneda
que si se tira al aire
se queda quieta sobre el cielo.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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