Todo aquel que atraviesa el corredor del Miedo
llega fatalmente al último Espejo
Leopoldo María Panero: El último espejo
Habitar uno quisiera
un lugar donde ser la sombra de un espejo,
un cuerpo que se amolda
a la superficie del cristal frío
por allí la danza y la música
entre movimientos con sus giros
y sonidos cascados de violines,
esperando que ellos truenen.
Espejo elástico,
concavidad de un vientre,
en el que mirarse,
en la intimidad en claro oscuro
de un día efímero
regalo de los vientos
que vienen cansados de un largo poniente.
El espacio ya lleno de siluetas que se rompen,
porcelanas cocidas entre pasiones,
que en la vida que en nosotros se cuece
son un regalo atrayente.
Así descendemos hasta irnos en adelante
a vivir los sueños que se apiñan
en esos glaciares que muestran
restos de culturas
a las que se nombra de forma diferente.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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