Lo cotidiano se presenta
ante los ojos de quien observa
el azul de los mares con las puestas
de un sol centinela;
la oscuridad eterna blandiendo
la noche las riendas de Babieca;
el despeŕar del día sobre la cresta
de su inocencia;
la pelea de la mañana y la tarde
en la llanura donde el mediodía
sale en defensa de una paz duradera.
En lo cotidiano arde la tierra
y se celebra
el triunfo del sosiego
en las verdes praderas de la inocencia.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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