No corrijo ni me enfado,
me se así mismo hecho
a molde y roces como la hari_
na,
quizás alguien piense
que en esto de escribir
hay alqui-
mia, pero yo digo,
que no existen las palabras vacías,
que en todo hay algo que nos seduce.
El seno de las pala_
bras y el sexo de las sílabas
silban en mi boca
y con ellas entre mis muelas,
casi carne triturada o melaza de frutas,
me recojo y me alivio lanzando al aire pre_
guntas.
Quizás alguien de quienes me leen
se llenen de esa templanza o astucia,
para discernir que de lo de aquí en algo ayuda
a conocer la naturaleza del ser humano,
ya deshojada su alma
al igual que se hace con una margarita.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.