Reina la quietud,
por ahí debe andar perdido
algún gato de esos que se pasa la noche
cantando serenatas y contemplando
la luna.
Los gatos que hacen de la noche su oficio
son los que tienen más oficio
pues se saben queridos
a poco que se les haga un mimo.
Para cuando los gatos
dejan su mirada fija
hay que pensar que algo extraño han visto,
ellos leen la mente,
saben lo que estamos pensando y si
por alguna de aquellas intentamos asustarlos
se ponen en posición de ataque
como si se fuera a acabar el mundo.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.