Que alegría el poder hablar de las penas,
el poder desvestirlas y llenarlas de alegres propuestas.
Jugosas se presentan ellas
para cuando el alma decaída
naufraga en un mar de olas violentas.
Penas, penitas, penas, que se cantan
y con las que se juegan,
que salen a la luz en este poema
para demostrar a cuantos quieran
que ellas son,
de todas las sensaciones
que al ser humano le afectan,
las más tiernas.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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