Cada poema es una puñalada
que me pego yo mismo en el pecho,
ya son doce y no se si aguantaré
un aguacero de sentimientos directos,
ahora que la sangre me hierve
a noventa grados centígrados
por lo menos,
estamos preparados para hacer
pinitos en el cielo,
pilotar un avión,
convertir un poema de amor
en un drama directo
sin pasar por la opera
ni leer ningún libreto.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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