Con el sudor se puede uno cambiar de camiseta,
secar la frente,
ganarse el pan
y correr detrás de la primera línea recta que se vea.
Con el sudor se alimenta,
se vive siempre siendo esclavo que pide respuestas,
una humanidad lerda es esta
en la que los sacrificios colean,
con eso que se llama jugar a las cuarenta
sin cantar otra cosa que no sean
coplas de aquellas que los marineros rompían
ya para cuando se abrían las primeras tabernas.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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