Viven sus zozobras las piedras sagradas
que visten de largo a las estatuas,
son labradas y comidas
por el cincel que les parte el alma,
sujetas al capricho de quienes a golpes las tratan
trasmiten una belleza extraña
que hace que de ellas se queden prendadas
quienes las miran con buena cara.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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