La ventana aquella hoy cerrada
en una calle por la que caminan las sombras
en una calle por la que caminan las sombras
da comienzo a una atípica escena.
Solo se oyen sonidos que llegan
desde allí donde en las eras
la noche ciega se deja caer
para que con ella
los campesinos de siempre
levanten del suelo sus cosechas.
desde allí donde en las eras
la noche ciega se deja caer
para que con ella
los campesinos de siempre
levanten del suelo sus cosechas.
El fuego solo es
esa parte de este poema
en que abrasan los versos
y se quema el poeta.
El mar lejos suena
en los oídos de quien escucha música,
un pequeño roce,
alerta
y un movimiento de las cejas,
acompañado de una expresión
y un movimiento de las cejas,
acompañado de una expresión
de sorpresa,
levanta olas que juegan
con las golondrinas
que pasean
vestidas ellas
con esmoquin por una acera.
Nadie salvará las letras
de quien recorre tierras
y lugares de otras épocas.
Todo y nada,
volver al lugar que ya es hielo
no nos aterra,
volver al lugar que ya es hielo
no nos aterra,
pues la magia de las palabras
enreda,
hasta tal punto que nos deja
un panorama desalador
en el que solo concuerdan
los hechos no vividos
enreda,
hasta tal punto que nos deja
un panorama desalador
en el que solo concuerdan
los hechos no vividos
con el fondo de una obra
que nunca se representa.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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