París bien vale un poema
pues de la "pe" a la "pa"
es ingrata la tarea de escribir
sobre algo que solo se conoce de pasada.
Sin luz ni estrellas,
en una noche serrana,
oigo cascabeles para cuando ya estoy en la cama
y es París la que llama
con sus napoleones subiéndose por las ramas,
con Conde de Montecristo, jorobados
y cardenales que mucho mandan.
Paris es e suspiro de una mosca
en una copa de mistela ya borracha
suspiro
para cuando un avión deja una estela blanca
que se esfuma sin saberse que es lo que pasa.
Me gusta esa capital del cual este poema trata.
Y es que es París
y es que destaca,
mientras sueño y no pasa nada
por aquello de helarme
en un banco de madera almidonada,
cerca de una torre que destaca
por aquello de ser el símbolo
de quienes a la verdad nunca faltan.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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