Y por qué, me digo,
en las noches nos sentimos
arropados y protegidos,
por ahí deben estar los fantasmas de turno,
observando entretenidos,
ahora mismo
el cantar repetitivo
de la lluvia sobre las aceras
es el mejor ejemplo que podemos emplear
para poder decir, que existimos.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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