La ciudad no luce tal quieres,
sus letrinas huelen a sopa de ganso,
Le queda ese sabor eterno
a croaca romana que se perdió en el tiempo,
es fácil encontrarla
sus símbolos están hechos
de arenas molidas y cemento,
el hierro es parte de su patrimonio,
los otros son el vidreo, la madera
y los santos que presiden las misas y
y entierros,
en ellas se ven gentes ir y venir,
de ascensores bajando y subiendo,
siempre hay colas
son estas su mejor invento
para los casos en que pida el médico,
que el paciente hable para perder el
miedo,
al destino que condena a los sujetos
a repetir los actos
hasta que así lo diga quien manda
sobre ello,
la ciudad continúa persiguiendo
a las palomas que dejan sus
excrementos
allí donde encuentra ocasión para ello,
en una cerámica se observa un sello
es todo lo que queda
de la vida de otros pueblos
que de la ciudad se sirvieron
para mejorar su humor ya tocado
por la tristeza que trajeron
sobretodo los malos tiempos.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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