A las diecinueve horas
de un día al igual que este
cualquiera,
todavía la noche
ni sale ni entra.
todavía la noche
ni sale ni entra.
Se supone que es ella
la que de camino nos lleva
a la oscuridad de lo que toca
con su lengua.
Para estas horas uno recuerda
atravesar la dula
las callejuelas de los pueblos de Mancha
y de la Sierra.
Un transitar armonioso aquel
de cabras y ovejas,
de perros con su ladrar guiando las estelas
a su paso por las casas,
con los pastores comandado las imágenes
que en memoria quedan.
de perros con su ladrar guiando las estelas
a su paso por las casas,
con los pastores comandado las imágenes
que en memoria quedan.
Autor: José Vicente navarro Rubio
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