EN esa marcha diaria
por un verano
entre montaña y agua,
seguimos superando
todo lo que se presenta
delante de quien marcha
con la vista puesta
en seguir persiguiendo
un algo que se llama
esperanza.
Y es que los veranos sirven
de especie de almohada
sobre la cual depositamos la cabeza
para echar una siesta
de esas de larga durada
para cuando el calor aprieta
y el sueño se convierte en un aliado
de quien solo aspira a que sea ya mañana.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
por un verano
entre montaña y agua,
seguimos superando
todo lo que se presenta
delante de quien marcha
con la vista puesta
en seguir persiguiendo
un algo que se llama
esperanza.
Y es que los veranos sirven
de especie de almohada
sobre la cual depositamos la cabeza
para echar una siesta
de esas de larga durada
para cuando el calor aprieta
y el sueño se convierte en un aliado
de quien solo aspira a que sea ya mañana.
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